El descubrimiento de la piel de uno de los primeros vertebrados terrestres, de hace 290 millones de años, muestra que los antecesores de los reptiles, aves y mamíferos tenían escamas como los lagartos

Recreación de como debía de ser el ‘Captorhinus aguti’, uno de los primeros vertebrados amniotas que pisaron la tierra. MICHAEL DEBRAGA

En el Carbonífero, período geológico de hace 359 a 298 millones de años, algunos tetrápodos salieron del agua. Ahora han descubierto piel de hace 289 millones de años de un amniota, un animal ya plenamente terrestre. El tegumento conserva varias de sus capas y por los patrones que presenta, con escamas y protuberancias, todo indica que tenían una epidermis similar a la de los lagartos. Esta innovación fue clave para que los amniotas, antecesores de reptiles, aves y mamíferos, conquistaran todo un nuevo territorio, los continentes.

La piel, como el resto de tejidos y órganos, se lleva mal con el paso del tiempo. Las bacterias de dentro y todos los microorganismos exteriores, la acción del oxígeno y las reacciones químicas con los minerales con los que entra en contacto, dejan a cualquier vertebrado en los huesos. Son los dientes y la osamenta lo que mejor se conserva, como la de una ballena de hace 40 millones de años, que está considerado el animal más pesado que haya habitado jamás la Tierra.

Pero, en ocasiones, se fosilizan las partes blandas, al mineralizarse, quedando como una mancha con relieve sobre la piedra. Más raro aún es el hallazgo de piel que conserva su estructura tridimensional, como la que acaban de descubrir ahora paleontólogos canadienses. Y este caso es aún más excepcional porque la epidermis en cuestión es de uno de los primeros animales terrestres.

En los fragmentos de la piel descubierta se pueden observar las escamas con las que contaron los amniotas, los primeros vertebrados terrestres.
En los fragmentos de la piel descubierta se pueden observar las escamas con las que contaron los amniotas, los primeros vertebrados terrestres. CURRENT BIOLOGY/MOONEY ET AL.

La piel, encontrada en el yacimiento de Richard’s Spur, Oklahoma (EE UU), está fragmentada y todos los trocitos juntos no son más grandes que una uña, pero su estudio al microscopio reveló tejidos epidérmicos, un sello distintivo de la piel de los amniotas. Tal y como detallan los investigadores en la revista científica Current Biology, el tegumento conserva tubérculos convexos, como las protuberancias que hay en la piel de cocodrilo, y la parte más exterior está formada por escamas terminadas en tejido córneo, formado por queratina endurecida.

Seguir leyendo en: Hallados restos de la piel reptiliana que permitió a los animales conquistar la tierra

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