
Hace 250 años nació en Berlín un niño que hasta hace poco muchas enciclopedias recordaban “solo” como un gran explorador y naturalista alemán. Pero Humboldt fue (y significó) mucho más. Un investigador ávido de conocimientos, autor de un sinfín de hallazgos e innovaciones en numerosas disciplinas: creó una máscara de gas para mineros, descubrió la corriente oceánica que lleva su nombre, explicó la causa del mal de altura, localizó el ecuador magnético, cartografió la red fluvial amazónica e inventó las isotermas e isobaras que hoy vemos en los mapas del tiempo. Todo un polifacético héroe de la ciencia. Y también un visionario cuyas ideas fueron la semilla de futuras teorías y disciplinas (como la evolución, la tectónica de placas o la dinámica oceánica) e incluso de nuevas sensibilidades (como el conservacionismo o el ecologismo).

En junio de 1799 y tras invertir su herencia en ello, Alexander von Humboldt (14 septiembre 1769–6 mayo 1859) por fin conseguía hacer realidad su sueño de realizar una ambiciosa expedición científica. Cinco años de expedición por América, en los que gestó la mayor parte de esas aportaciones, incluidas sus dos contribuciones más importantes a la ciencia: fue el primero en estudiar el cambio climático provocado por la acción del hombre y el padre de dos nuevas ramas de la ciencia, la biogeografía y la climatología comparada.
Aquel viaje moldeó su pensamiento y le abrió los ojos a una nueva forma de entender el mundo y la naturaleza: como un gran organismo dentro del cual todos los seres vivos estaban conectados en un delicado equilibrio. Y en América, Humboldt dejó una huella indeleble, tal y como se refleja este mapa interactivo:
MAPA INTERACTIVO: EL DESCUBRIDOR CIENTÍFICO DE AMÉRICA
A bordo de la fragata Pizarro y acompañado del botánico francés Aimé Bonpland, Alexander von Humboldt partió del puerto de A Coruña con destino a América. En el barco también viajaban 43 instrumentos de medida y observación —telescopios y microscopios, barómetros, termómetros, un reloj de péndulo, brújulas y hasta un cianómetro para medir la intensidad del azul del cielo—, necesarios para todos los experimentos que pretendía realizar en una aventura que duraría cinco años y que les llevaría a recorrer la práctica totalidad del continente americano. La primera parada fue Venezuela; desde allí atravesaron la selva amazónica navegando por el Orinoco y sus tributarios durante tres meses; luego, tras una breve estancia en Cuba, cruzaron los Andes, desde Bogotá a Perú, y finalmente viajaron a México y Estados Unidos.
EL EFECTO DEL HOMBRE EN EL MEDIO AMBIENTE
En el trayecto desde Caracas hasta el río Arupe, un afluente del Orinoco donde Humboldt pretendía iniciar su exploración fluvial, realizó una parada en el lago Valencia. Allí sus habitantes le contaron su preocupación porque el nivel de las aguas estaba descendiendo en los últimos años de forma evidente; así que el naturalista midió y comparó la evaporación media anual de aquel lago con la de ríos y lagos de todo el mundo. Llegó a la conclusión de que la tala de los bosques circundantes y el desvío de las aguas para regadío eran la causa del rápido descenso del nivel de agua.
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