Esta investigadora explica que el nuevo telescopio SKA será una revolución en la exploración del espacio y señala que para encontrar vida fuera y además poder comunicarse con ella se tienen que dar muchos factores a la vez

Sara Cazzoli, astrofísica del IAA – CSIC.

El extraño incidente de Estados Unidos y Canadá disparándole a globos en su espacio aéreo que ha animado el principio de la semana ha devuelto a primera plana el eterno debate sobre la vida extraterrestre, si estamos solos en la galaxia o acompañados. “Si vinieran del espacio, muy inteligentes tendrían que ser y y haber conseguido compactar mucha información y muchas cosas en un globo”, comenta divertida Sara Cazzoli, astrofísica del Instituto Andaluz de Astrofísica (IAA)–CSIC, en Granada.

Más allá de la anécdota, esta investigadora y divulgadora explica que la búsqueda en serio de vida fuera de nuestro planeta apenas está empezando –“no hemos salido del barrio”–, pero que va a dispararse cuando se ponga en marcha el último proyecto de telescopio en el que se trabaja, el SKA (Square Kilometer Array), que permitirá salir del ‘barrio’ y mirar en otras galaxias como Andrómeda e incluso detectar teóricos movimientos de aviones en planetas lejanos.

Pero para eso faltan 10 o 15 años, enfría el entusiasmo Cazzoli. Mientras tanto, nos contentamos con estudiar los extremófilos, “bichitos que viven en condiciones extremas en la Tierra”, para averiguar si se pueden encontrar fuera de ella y buscar agua por el universo, condición indispensable para la vida, al menos tal y como la conocemos nosotros.

Por fijar el marco, ¿hay vida extraterrestre? Inteligente sabemos que no, pero, ¿hemos encontrado algún rastro de vida?

Vida como la conocemos nosotros, no. Es difícil definir qué es la vida. Las tres características básicas de la vida son: tener material genético que se pueda replicar, metabolismo y que tenga un “compartimiento” (membrana) que lo individualice del entorno. Ahí entran microorganismos como las bacterias, etc., que se pueden aislar de su entorno. Entonces, la vida como la conocemos nosotros, no. Pero pensamos que seres vivos sí puede haber.

¿De qué seres vivos estaríamos hablando?

Los astrónomos estamos muy interesados en los extremófilos, que son bichitos (microorganismos) que viven en condiciones mucho más extremas que a las que estamos acostumbrados nosotros y en las que no podrían vivir otros animales. Estos extremófilos los encontramos en la Tierra, que no es homogénea y tiene condiciones tan dispares como los polos o los desiertos. En estos lugares extremos, que en algún caso se parecen a lo que encontramos en otros planetas, buscamos extremófilos, que sobreviven en condiciones de temperatura muy alta, muy baja, sin luz o con tanta presión que a nosotros nos aplastaría. Estudiando estos organismos podemos buscarlos después en otros planetas y estudiar su información genética, su capacidad de supervivencia. Hay mucha variedad, aunque solemos hablar de microorganismos en general: hay hongos, levaduras lo mas conocidos son los tardígrados (también conocido como osos de agua). Pensamos que alguno de estos se puede encontrar en el espacio.

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