Yuri Gagarin, el hijo de campesinos soviéticos que conquistó el espacio.

Cuando el Apollo XI llegó a la Luna en 1969 y el astronauta Neil Armstrong dio su «gran salto para la humanidad», todo parecía perdido para la Unión Soviética.

Millones y millones de personas en todo el mundo vieron esas imágenes por televisión. Y en la historia popular, Estados Unidos se convirtió en el ganador de la carrera espacial frente a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).

Pero pensar eso es un error: los verdaderos pioneros de la exploración espacial fueron los cosmonautas soviéticos y gran parte de los avances que hoy se usan en la Estación Espacial Internacional (EEI) se deben a los conocimientos y las innovaciones de la Unión Soviética.

Ésa es la conclusión del documental de la BBC «Cosmonautas: cómo Rusia ganó la carrera espacial», que accedió a importantes documentos y entrevistó a protagonistas de la extraordinaria -y sacrificada- puja entre soviéticos y estadounidenses por conquistar el Universo.

Al llevar al espacio el primer satéliteel primer ser humano y la primera estación orbital, la Unión Soviética logró vencer una y otra vez a EE.UU., su rival en la Guerra Fría y cuyo programa espacial, desarrollado bajo la orientación del ingeniero alemán Wernher von Braun, era más sofisticado y contaba con más fondos.

Pero, ¿cómo lo hizo?

Wernher von Braun
Pie de foto,Wernher von Braun, uno de los arquitectos del programa espacial de EE.UU.

El «padre fundador» del programa soviético

Los orígenes del programa espacial de la URSS pueden encontrarse en las ruinas de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando los estadounidenses lanzaron la bomba atómica en Hiroshima y Nagasaki nació un nuevo orden mundial, en el que el poder y la influencia no se medirían en términos de esfuerzo humano, sino de avances tecnológicos.

Si la URSS quería tener influencia internacional, debía remontar velozmente la enorme ventaja que le había sacado EE.UU.

En sólo cuatro años, los soviéticos produjeron su propia bomba atómica. «Como era mucho más pesada que la estadounidense, debieron desarrollar un cohete más poderoso que la transportara, lo que terminó impactando en el programa espacial», le explica a la BBC Gerard de Groot, profesor de historia moderna de la Universidad de San Andrés, en Reino Unido.

Y la persona a la que le encargaron la tarea fue el ingeniero Sergei Pavlovich Korolev.

Sergei Pavlovich Korolev
Pie de foto,Sergei Pavlovich Korolev (der.) es considerado el padre del programa espacial soviético.

En 1939, el líder de la URSS José Stalin lo había declarado enemigo del Estado y enviado uno de los terribles campos de trabajo (o Gulags), donde se esperaba que muriera. Pero ante la necesidad de mentes brillantes al comienzo de la Guerra Fría, decidió darle otra oportunidad.

«Korolev no era un científico, sino un genio de la gestión. Era un líder, una figura inspiradora, un político que sabía mover las palancas del poder y volver realidad las metas», le dice a la BBC el especialista en historia del espacio Asif Siddiqi, de la Universidad Fordham de Nueva York.

Es más: en la Unión Soviética lo consideraban tan importante desde el punto de vista estratégico que, para protegerlo de cualquier intento de asesinato, mantuvieron su identidad en secreto hasta sus últimos días. Se lo conocía simplemente como el «diseñador jefe«.

Cohete V2
Pie de foto,El programa espacial soviético comenzó reconstruyendo cohetes V2 capturados a los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.

En 1957, Korolev concluyó su obra maestra, el cohete R-7 Semyorka, que era nueve veces más poderoso que cualquier otro lanzador creado hasta ese momento.

Después de varios intentos fallidos, el R-7 fue probado con éxito: logró volar 5.600 kilómetros hasta la península de Kamchatka. Fue el primer misil balístico intercontinental y, con él, Korolev convirtió a la Unión Soviética en una superpotencia global.

Sin embargo, el destino del R-7 no era convertirse en un arma. «Como misil era malo. Se demoraban mucho en prepararlo para el despegue. Mientras se desarrollaban otros cohetes más eficientes, el R-7 fue dedicado exclusivamente a la exploración espacial«, le cuenta a la BBC el ex cosmonauta soviético Georgei Grechko.

Cohete R-7 Semyorka
Pie de foto,La obra maestra de Korolev, el cohete R-7 Semyorka. Altura: 34 metros. Peso: 280 toneladas.

El Sputnik y Laika

Una vez que contaba con un cohete apto, Korolev quería ser el primero en demostrar que los viajes espaciales eran posibles. Con ese objetivo, sus ingenieros desarrollaron un satélite simple, el Sputnik.

Era apenas un transmisor de radio cubierto por una esferade metal.

El 4 de octubre de 1957, el Sputnik fue colocado en órbita y comenzó a enviar señales de radio a la Tierra, un «bip» que los estadounidenses se esforzaron por decodificar pero que en realidad no contenía mensaje alguno.

Sputnik
Pie de foto,El primer satélite transmitía señales de radio que a EE.UU. le parecieron sospechosas.

El mundo quedó fascinado. Entusiastas formaban largas filas ante los telescopios disponibles para poder ver la «segunda Luna» cruzando el firmamento.

El Sputnik fue una jugada maestra de propaganda y ahora el líder soviético Nikita Kruschev quería más: le pidió a Korolev otra gran misión espacial para las conmemoraciones del 7 de noviembre, el aniversario de la revolución bolchevique de 1917.

Seguir leyendo en: https://www.bbc.com/mundo/38028270

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